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23/01/12

Vikingos na Gallaecia




La presencia de los vikingos en Gallaecia se produjo en el período comprendido entre los siglos VII y XI.


La primera incursión de los vikingos en Galicia aparece reflejada en los Annales Bertiniani, y se remonta al mes de agosto del año 844 cuando un grupo de vikingos daneses procedente de una expedición de saqueo se adentró por el río Garona, y empujados por una tormenta terminaron llegando hasta Galicia, saqueando algunas aldeas zosteras hasta que fueron rechazados en los alrededores del Farum Brecantium, es decir, la Torre de Hércules (que los vikingos llamaban Fár). En aquella época reinaba en Galicia Ramiro I.



Durante esta época surgió la leyenda del obispo Gonzalo de la diócesis de Bretoña: al llegar a la entrada del río Masma un gran número de embarcaciones vikingas los habitantes acudieron a la protección del obispo, al que consideraban santo. Gonzalo rezo pidiendo la protección del cielo contra el ataque y entonces se desató una gran tempestad que hundió la mayor parte de la flota invasora.




"Um desembarco brutal na Galicia"
En el año 858, durante el reinado de Ordoño I, reapareció en las costas de Galicia una gran flota vikinga. Se trataba de un contingente de cien naves procedente de expediciones de saqueo en las costas francesas que se dirigieron hacia la ría de Arousa. Tras saquear la diócesis de Iria Flavia llegaron hasta Santiago de Compostela, poniendo sitio a la ciudad. Los habitantes de Compostela pagaron un tributo para evitar el saqueo, pero a pesar de ello los vikingos continuaron intentando apoderarse de la ciudad, hasta que el sitio fue levantado por un ejército dirigido por el conde Pedro, que los derroto y destruyó 38 barcos; los supervivientes se dirigieron hacia el sur de la costa gallega, saqueando las poblaciones a su paso. Como consecuencia de esta expedición la sede episcopal de Iria Flavia fue trasladada a Santiago de Compostela.

En el año 951 los vikingos reaparecieron de nuevo y saquearon la costa gallega; en los años siguientes las ciudades se reforzaron en previsión de nuevos ataques. En el año 964 los vikingos reaparecieron de nuevo, y el propio obispo Rosendo de Mondoñedo tubo que hacerles frente.



En el año 968 el segundo duque de Normandía, ante el peligro de invasión francesa de su dominio, pidió ayuda a sus parientes daneses y noruegos que acudieron con una gran flota vikinga. 



Una vez derrotado el rey de Francia los vikingos permanecieron en Normandía, lo que provoco grandes problemas, por lo que el duque los animó a partir a la conquista de Galicia, esa tierra tan rica de la que tanto hablan los peregrinos.


Llegaron a Galicia unas doscientas naves al mando de Gudrød (Guðrǫðr), hermano de Harald Gråfeldr, conocido como Gunderedo en las crónicas gallegas. Cien de esas naves se detuvieron en la costa cantábrica de Galicia y atacaron la diócesis de Bretoña, mientras que otras cien se internaron en la ría de Arousa y desembarcaron en el puerto de Iuncariae (Xunqueira),5 para dirigirse por tierra hasta Santiago de Compostela



La llegada de los vikingos coincidió con el fin de las disputas entre los obispos Rosendo y Sisnando II por el control de la diócesis episcopal. El obispo Sisnando, que acababa de expulsar a Rosendo de la ciudad, intento detenerlos en las proximidades de Iria Flavia, donde habían llegado remontando el curso del río Ulla, pero no lo consiguió y murió atravesado por una flecha durante la batalla de Fornelos el 29 de marzo. Ya sin resistencia, los vikingos se dispersaron por Galicia, llegando hasta el Courel.



En Lugo el obispo Hermenegildo consiguió defender la ciudad, pero no pudo impedir que los vikingos arrasaran las tierras de Bretoña, cuya antigua sede quedó destruída, siendo reconstruída posteriormente en el actual Mondoñedo.


Los vikingos permanecieron durante cerca de tres años en tierras gallegas, matando y saqueando, pero cuando regresaban a sus naves cargados con botín y prisioneros fueron interceptados por un ejército al mando del conde Gonzalo Sánchez, que consiguió vencerlos en los alrededores de la ría de Ferrol hacia el año 970, dando muerte a Gunderedo, su sækonungr y quemando la mayoría de sus naves.


Tras dejar Galicia, los vikingos continuaron navegando hacia el sur y saquearon la costa entre el río Duero y Santarém.




Desde el siglo X los vikingos comenzaron a aparecer en Galicia de forma cada vez más esporádica; sin embargo, en el año 1015, dirigidos quizás por el rey Olaf atacaron Castropol, Betanzos, Ribas de Sil y Tuy. En esta villa desembarcaron por sorpresa remontando el río Miño y masacraron al ejército del conde Menedo, arrasaron la ciudad y tomaron como prisionero al obispo Alfonso.


Del año 1026 se conserva un documento que revela una práctica habitual entre los normandos, el secuestro de rehenes para obtener rescate. En el documento aparece Octicio negociando la liberación de dos mujeres, Meitilli y Gocina, madre e hija, por las que finalmente entrego una capa, una espada, una camisa, tres lienzos, una vaca y tres modios de sal.



En el año 1028, reinando Bermudo III, Ulf, apodado “El gallego”, también dirigió una expedición contra las costas gallegas, subiendo por la ría de Arousa, pero también fue rechazada por el ejército del obispo Cresconio de Compostela, quien también fortaleció la ría de Arousa edificando los Castellum Honesti, las “Torres del Oeste”.


Con el fin del período de las invasiones vikingas comenzó la llegada de peregrinos nórdicos a Santiago de Compostela siguiendo el Camino de Santiago. Entre estos peregrinos se encontraba figuras importantes como el rey Sigurd de Noruega, en otoño de 1108, el camino marítimo del vestvegr que conectaba Escandinavia con Galicia, duraba unos 8 días de travesía.



La destrucción de las sedes episcopales de Iria Flavia y Bretoña provocó su traslado a Santiago de Compostela y Lugo y un cambio en la estructura del poder eclesiástico gallego. Varias fortificaciones como las Torrees del Oeste o la muralla de Santiago fueron erigidas para la defensa frente a los normandos. Aunque en el conjunto de las invasiones vikingas, la presencia normanda en Galicia fue puntual y superficial, algún topónimo como Lordemanos podría estar relacionado con la presencia nórdica, aunque es más probable que este asociado a las peregrinaciones jacobeas y no a los saqueadores vikingos.



LIVRO SOBRE VIKINGOS EM GALLAECIA


14/06/11

Xeo e sangue



VÍTIMAS DO FRIO

Los vikingos, ese pueblo del norte de Europa que fueron de los primeros en navegar por las gélidas aguas del Mar del Norte e incluso llegar hasta el continente americano, también colonizaron Groenlandia, pero hasta ahora ha sido un misterio las razones que les obligaron a abandonar este territorio, pero los últimos indicios científicos apuntan que pudo deberse a un recrudecimiento del frío a finales del siglo XIV y comienzos del XV.
Así lo cree un equipo de investigadores del cambio climático de la Universidad de Brown, en Estados Unidos, que ha calculado que en ese momento las temperaturas en Groendandia sufrieron un bajón importante que duró varias décadas, lo que hizo retroceder hacia el sur a aquel pueblo aventurero y pirata.
Vikingos desembarcando em America
Estas conclusiones, recogidas en un artículo en la revista 'Proceedings of National Academy of Science' (PNAS) forman parte de un estudio en el que se trata de reconstruir la historia del clima durante los últimos 5.600 años, a partir de los sedimentos en dos lagos en Kangerlussuaq, no muy lejos de donde se asentaron los vikingos.
Para ello, los científicos analizaron cortes de hielo recogidos a muchos metros de profundidad, en los que ha quedado grabada la temperatura que había en el aire en Groenlandia hace más de 500 años, así como la que existía cuando estas tierras fueron habitadas durante la anterior Edad de Piedra.
"Realmente, éstas son las primeras pruebas cuantitativas de la temperatura que había en este área", ha declarado William D'Andrea, primer firmante de este trabajo y ahora investigador postdoctoral en la universidad de Massachusetts-Amherst. "Podemos decir sin dudas que hubo un enfriamiento claro antes de que estos nórdicos desaparecieran", asegura también Yongsong Huang, profesor de Ciencias Geológicas en Brown.
Aunque es interesante tener en cuenta la variable de cambios rápidos en el clima para ver sus efectos en las estas sociedades, sobre todo a la luz de los calentamiento global que hoy experimenta el planeta, D'Andrea reconoce que no es el único factor a tener en cuenta para explicar el fin de las colonias vikingas. Su forma de vida sedentaria, la importancia de la agricultura y ganado para conseguir alimento, la dependencia del comercio con Escandinavia y las relaciones combativas con los vecinos Inuit, también contribuyeron a esta situación.
Los Vikingos llegaron en Groenlandia hacia 980 y establecieron una cadena de pequeñas comunidades a lo largo de su costa oeste, ampliándolas más adelante a la costa este y sur. Su llegada coincidió con una época de clima suave, como el actual. Sin embargo, hacia en el siglo XII, comenzó un periodo de 80 años en los que las temperaturas cayeron 4ºC, según han probado los científicos de las lecturas del hielo del lago.
Aunque no es un cambio precipitado, sobre todo en verano, si que habría podido ocasionar peligros, como que las épocas de cultivo eran más cortas, había menos comida para el ganado y temporadas más largas con hielo en el mar bloqueaban las rutas comerciales. "Si uno tiene veranos largos y suaves, va aumentando el tamaño de sus granjas y si, de repente, cada año hace más frío, y los veranos son más cortos y más fríos, habrá menos heno, y la vida se hace más difícil", argumenta D'Andrea.
Los restos arqueológicos y los documentos escritos demuestran que el establecimiento occidental persistió hasta mediados del siglo XIV y que el del este pervivió hasta las dos primeras décadas del XV.
Los investigadores también examinaron cómo el clima afectó a otros dos pueblos nórdicos, los de Saqqaq y de Dorset. Los primeros llegaron a Groenlandia hacia el 2500 A.C cuando el clima también era relativamente cálido. Siglos después, hacia el 850 A.C, se volvió mucho más duro. "También entonces hubo un cambio climático duro. En este caso, no fue tanto su rapidez, como que fue mucho más intenso", explica el científico.
La salida de los Saqqaq coincidió en el tiempo con la llegada del pueblo de Dorset, que estaba mucho más acostumbrada a vivir en un entorno de hielo marino. Así, cerca del año 50 A.C., la cultura de Dorset disminuían en Groenlandia occidental, a pesar de su afinidad para el tiempo frío. " Es posible que consiguió tan frío que salieron, pero tiene que haber más a él que ese, " D' Andrea dijo.