11/04/12

Onde esta meu cerebro femenino


Onde esta meu cerebro femenino

Llevaba años pensando que tenía un cerebro femenino o al menos una parte de él. Ahora resulta que no. O que sí, según quien lo cuente. En opinión de algunos neurocientíficos, su existencia es irrebatible. Para otros, lo que hay es diferencia entre individuos y no necesariamente entre sexos. Y para mi, que en este asunto se mezclan pseudociencia, sexismo y justificaciones que pretenden ser políticamente correctas. Algo más de ciencia no estaría de más.
QUIMA GANIVET
Hace un tiempo, gracias a publicaciones que se decían científicas, me convencí de que eso del “cerebro femenino” tal vez era verdad. Los datos que aportaban quienes escribían de ello tenían pinta de ser serios y no se basaban solo en estadísticas o en percepciones, que también las había. En los estudios se hablaba de bioquímica, de neuronas, de hormonas, de neurociencias… En ese tiempo, un alud de datos venían a demostrar, o al menos eso pretendían, que las diferencias físicas entre hombre y mujer, las que son obvias y evidentes, tenían también un reflejo en la conducta, en las capacidades o en las habilidades, y que una parte de ellas se correspondía con la estructura del cerebro y la bioquímica hormonal.

Pues no. Gina Rippon, neurocientífica británica, dice que no, que las diferencias entre hombres y mujeres, que no niega, estarán en cualquier parte pero no en el cerebro. El neurosexismo, como así se llama a la escuela que defiende que el cerebro de hombres y mujeres es distinto y que por ese motivo demuestran capacidades o habilidades distintas, es poco menos que un invento “políticamente correcto”. ¿Tendrá razón?

Por el principio: no son pocos los autores que aseguran que el cerebro de un feto, al menos hasta las primeras ocho semanas de gestación, es único con independencia de si al final será niño o niña lo que nazca, y que sus características tienen más de femenino que de masculino. Y ahí llega, según cuentan, la testosterona, la hormona masculina por excelencia. Es entonces cuando ese primigenio cerebro se convertirá en el de un futuro hombre. Si no llega, en el de una futura mujer.
Pese a que los tamaños son diferentes (el cerebro de mujer suele ser más pequeño que el de hombre), eso no significa que haya menos neuronas. En número, se consideran equivalentes, aunque la distribución no es la misma. Por ejemplo, en el hipocampo (centros de la emoción y la memoria) donde habitan hasta un 11% más de neuronas. Se cuenta también que se forman más circuitos neuronales en las áreas del lenguaje y de las emociones, lo que determina unas características que dota al cerebro femenino de “aptitudes únicas”, según Louann Brizendine, autora del libro “El cerebro femenino”, todo un superventas. ¿Cómo cuáles? “Sobresaliente agilidad mental, involucración profunda en la amistad, capacidad casi mágica para leer las caras y el tono de voz en cuanto a emociones y estados de ánimo, y destreza para desactivar conflictos”. Ahí es nada. Pero hay más.
Estudios en los que se han empleado técnicas de imagen –considerados serios pero no definitivos, como todo en ciencia- han correlacionado las diferencias estructurales con una mayor capacidad de procesamiento del cerebro femenino con respecto del masculino lo cual, unido a las hormonas, sugiere distintas formas de apreciar y procesar la realidad, especialmente en aquellas situaciones en las que el peso de las emociones es mayor. Estos mismos factores influyen también en la capacidad de cálculo, de análisis o de observación, al tiempo que en la habilidad multifuncional. Por el contrario, hay menor linealidad y especialización, algo que se atribuye en mayor medida al cerebro masculino. O sea, que aquello que dice que las mujeres pueden hacer más de dos cosas a la vez y que son más complejas emocionalmente, tendría una base científica.
Según Rippon, nada de eso es cierto, salvo que hay algunas estructuras o magnitudes o respuestas que se visualizan perfectamente con las actuales técnicas de imagen. Pero nada de eso indica ni aptitudes ni capacidades ni habilidades distintas. Entre otras razones, por la “gran plasticidad” del cerebro. Es decir, por el potencial de generar conexiones y circuitos neuronales ante un estímulo dado. Ese potencial es el que acostumbra a llevar, según Rippon, a que se produzcan respuestas equivalentes, cuando no idénticas, aunque para ello sea preciso recorrer “circuitos diferenciados”.
Es decir, que hay hombres perfectamente capaces de hacer dos cosas a la vez (Eu)y que no todos son tan lineales ni simples emocionalmente hablando.
Ni Rippon está sola en sus conjeturas ni Brizendine se limitó a publicar un polémico superventas. Ambas escuelas, a día de hoy, tienen seguidores, defensores y detractores, muchos de ellos también en el entorno de las neurociencias. Mientras no se aclaran, a mi me queda la duda. ¿Tengo cerebro femenino o no? El tiempo, y la ciencia, me lo dirán.

3 comentários:

Anónimo disse...

No creo nada de eso,es un intento mas del sistema para crear confusion,y fomentar la discriminacion anti-masculina.

Anónimo disse...

http://qbitacora.wordpress.com/2011/03/30/hombres-y-mujeres-4-inteligencia-y-creatividad/

Aristócrata disse...

El hombre debe ser más competitivo que la mujer, ha de esforzarse más en la luchar por la superviviencia, por ello el hombre esta "más evolucionado".

Las hembras de alto IQ tienen bastante más valor que los varones porque son más escasas y difíciles de descubrir y/o desarrollarte ya que el Sistema frena cierto progresos de encefalización, nuestro Sistema se beneficia con las guerras adivina que ingresos tendrá con el pseudo-feminismo. Que poco o nada tiene que ver con la pareja con fines reproductivos de ciertos intelectuales!


Muy interesante el enlace, es probable que lo añada al blog, gracias ;)