CIENCIA / EL SUPERMERCADO DE LA FECUNDACION EN BARCELONA, PAREJA NEGRA QUIERE TENER UN HIJO BLANCO
ES LA INSOLITA petición de tres matrimonios de color (negro, se entiende. N de la R), planteada en una clínica catalana. Las razones que esgrimen resultan sorprendentes
A la oferta de niños a la carta lanzada al orbe esta semana por una clínica de Los Angeles (EEUU), se suma ahora el deseo no menos sorprendente de una pareja negra llegada a Barcelona: quiere tener un hijo blanco. No adoptarlo. Al contrario. La mujer negra, aún en la treintena, desea con todas sus fuerzas engendrar y parir un niño blanco.
Es consciente de que, a ojos de la ciencia, su sueño puede hacerse realidad. Los médicos no salen de su asombro. Nunca en España se había dado un caso semejante. Bastaría, según los doctores de la clínica de reproducción asistida a la que ha acudido, tomar un embrión donado por blancos y transferirlo al útero de la futura madre negra. La escena, llegado el parto, se imagina insólita. Padres negros sosteniendo en brazos a sus hijos blancos, con ojos azules o castaños, labios finos, pelo liso, rubio o pelirrojo… No es la única historia conocida por Crónica.
Dos mujeres jóvenes más, con sangre africana, quieren alumbrar retoños blancos. La maternidad sin fronteras raciales. Y cada cual con sus extrañas razones. Una dice que no quiere óvulos ni semen de su raza porque un negro o una negra que dona siempre sentirá que el niño es suyo. Otra quiere que su hijo sea blanco para «demostrar a la sociedad de lo que es capaz una negra». La demanda, aunque nueva, cuenta con respuesta en la ley española: ni bebés de diseño, ni madres negras pariendo hijos de distinto color al suyo.
«¿Para qué?», se pregunta escéptico el presidente de la Sociedad Internacional de Bioética, Marcelo Palacios. Para este médico, padre de la primera ley española de reproducción humana asistida (1988), el uso de las técnicas de fecundación en laboratorio con fines «exclusivamente cosméticos», como en el caso de los niños a la carta, se está convirtiendo en una especie de supermercado.«Pida el hijo que usted quiera, parece que anuncian. Y no todo vale», remarca Marcelo Palacios, que aboga por una ley internacional que prohiba este tipo de prácticas.
«Lo que se está haciendo es peligroso. Una cosa es seleccionar embriones para evitar que la futura persona nazca con una malformación o con una enfermedad incurable que le destroce la vida, y otra cosa bien distinta es manipular esos embriones para tener un hijo con los ojos de un determinado color, una estatura concreta, la boca de una manera, las orejas de otra… Eso es un error y un horror».
El teléfono de la clínica Fertility Institutes de Los Angeles da comunicando. Lleva así desde el miércoles pasado, cuando la noticia saltó a los diarios de todo el mundo. El doctor Jeff Steinberg, al timón del centro, está desbordado. «No puedo pasarle, lo siento, sigue desconectado», se excusa la mujer de la centralita.
NEGOCIO A LA VISTA El lío es gordo. Nadie duda de la capacidad médica de Steinberg, uno de los primeros en ofrecer la fecundación in vitro. Lo que muchos le achacan es haber convertido una técnica -el llamado Diagnóstico Genético Preimplantacional (PGD, por sus siglas en inglés), que permite seleccionar embriones humanos libres de enfermedades hereditarias- en un negocio con objetivos puramente estéticos.
«La clínica sólo está buscando publicidad para captar clientes», advierte a este periódico Marcy Darnovsky, directora del Centro para la Genética y la Sociedad de California. A sus palabras, Fertility Institutes ha respondido con números: asegura contar ya con seis parejas interesadas en dar a luz un bebé de diseño. El precio del capricho, 14.329 euros. Steinberg confía en que pase pronto el chaparrón y otras parejas se animen tras el primer nacimiento programado para 2010.
La realidad, no obstante, juega abrumadoramente en su contra. Según una reciente encuesta de la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York, aplicada a una muestra de 999 parejas [en España no existen datos fiables al respecto], sólo un 13% usaría esta tecnología para conseguir bebés más inteligentes y un 10% para seleccionar a los embriones que serán más altos al llegar a adultos. Aunque, por encima de cualquier consideración, la mayoría estaba a favor de la selección genética sólo para casos de retraso mental (75%), ceguera (56%), sordera (54%), problemas del corazón (52%) y cáncer (51%).
¿Se debería ceder a las pretensiones de padres negros que desean engendrar hijos blancos?
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