A ciencia já pode atopoar o cancro
Los marcadores biológicos constituyen el 'santo grial' del diagnóstico precoz y el tratamiento personalizado en oncología. Esta semana se ha celebrado en Denver (EEUU), bajo los auspicios de la Asociación Americana de Investigación del Cáncer, la reunión más importante en este ámbito. Los estudios presentados muestran la intensa búsqueda de sustancias con un gran potencial para detectar tumores en fases iniciales o predecir su evolución con una simple muestra de sangre.
Uno de los trabajos expuestos, desarrollado en Reino Unido por la empresa Oxford Gene Technology, consiste en un conjunto de biomarcadores que pueden determinar si existe un cáncer de próstata con un porcentaje de seguridad del 90%. Otro estudio describe un procedimiento que detecta en sangre la mayoría de los cánceres de colon cuando apenas han empezado a gestarse. Mama, vejiga, pulmón... todos los tumores podrían contar, en el futuro, con sistemas de diagnóstico mucho más sencillos que los actuales. Los más optimistas creen que, incluso, podrían llegar a sustituir a las actuales mamografías, colonoscopias y biopsias.
Sin embargo, de momento se trata únicamente de promesas. Respaldadas por expertos de reconocido prestigio y con una sólida base científica, pero con un largo recorrido por delante. Tal y como explica Jesús García-Foncillas, codirector del Programa de Biomarcadores en Oncología del Instituto Roche y director del Departamento de Oncología de la Clínica Universidad de Navarra, "existe una clarísima base racional para afirmar que, desde los primeros albores de un tumor, las células tumorales secretan moléculas que pueden detectarse en sangre periférica".
El problema es que esas sustancias aparecen en cantidades muy pequeñas cuando el cáncer es incipiente y, con frecuencia, sólo se observan de forma clara y abundante cuando el tumor ya se encuentra en una fase bastante más avanzada.
Confusión
Algunos marcadores pueden plantear otro escollo: que sean poco específicos. Puede ser que se relacionen con una enfermedad, pero que también estén elevados en otras patologías o circunstancias. Un ejemplo hipotético: si una proteína presente en la sangre de quienes sufren un cáncer de colon en fase inicial también se encuentra en cantidades elevadas en los fumadores, ¿cómo podrían asegurarse los médicos de que realmente se trata de un tumor? La respuesta está clara: mediante la realización de otras pruebas disponibles, como la colonoscopia.
En la última década se ha intensificado la búsqueda de biomarcadores para el diagnóstico precoz del cáncer en sangre. Pero, debido a las dificultades mencionadas, "hoy por hoy, lo que tenemos en la práctica clínica diaria es muy poco", señala Félix Bonilla, jefe del Servicio de Oncología del Hospital Universitario Puerta de Hierro Majadahonda de Madrid. "Hay dos muy buenos para los tumores germinales de testículo y de ovario, que permiten hacer un diagnóstico sin necesidad de pruebas de imagen", añade. Se trata de las proteínas beta-HCG y alfa-fetoproteína. Otra sustancia muy usada es el antígeno prostático específico (PSA) para detectar el cáncer de próstata, aunque su empleo no está exento de controversia.
Los oncólogos utilizan otros biomarcadores que se encuentran en la sangre. Sin embargo, no van destinados al diagnóstico, sino al seguimiento de la evolución de los tumores. Se ha comprobado que algunas sustancias aportan información muy útil sobre el pronóstico de la patología y muestran si responde de forma adecuada a la medicación.
Ésta es, precisamente, una de las áreas que, según García-Foncillas, sí que está logrando introducirse en los hospitales de todo el mundo. No todos los posibles biomarcadores destinados a predecir qué fármaco es mejor para cada tumor llegan a buen puerto, pero el experto calcula que aproximadamente uno de cada cinco pasa la criba y se consolida en la práctica clínica.
Sem comentários:
Enviar um comentário