Exercitar a mente atrasa a demencia, pero nom a elimina
Todas las investigaciones apuntan en el mismo sentido. Actividades tan entretenidas como completar puzzles, hacer crucigramas, leer y escuchar la radio pueden retrasar los primeros signos de demencia. Un nuevo estudio publicado en 'Neurology' ha descubierto un sorprendente dato. Según sus conclusiones, en estos casos en los que la demencia se presenta más tarde, su progresión parece ser más rápida.
Como explica el principal autor de este trabajo, Robert Wilson, "nuestros resultados sugieren que el beneficio de retrasar los signos del declive cognitivo podría suponer una evolución más rápida de la demencia en años posteriores, pero la cuestión es saber por qué sucede esto".
Según argumentan los expertos a lo largo del artículo, las actividades que estimulan la mente pueden proteger y retrasar el deterioro cognitivo, pero no evitan las lesiones neurodegenerativas asociadas con la demencia. Es decir, consiguen que aumente la capacidad del cerebro para funcionar con relativa normalidad, a pesar de los daños cerebrales que se van produciendo. Esto ocurre hasta que se diagnostica la demencia. A partir de este momento, "observamos un declive más rápido en las personas que habían tenido un estilo de vida más activo mentalmente".
Los investigadores del Centro Médico Universitario Rush (Chicago) evaluaron la actividad mental de 1.157 personas a partir de los 65 años que no tenían demencia. A los tres años y a los seis, estas personas respondían a un cuestionario sobre sus hábitos cognitivos: escuchar la radio, ver la televisión, leer, realizar juegos y visitar museos. Cuanto mayor era la puntuación, mayor era también la estimulación cerebral. Durante los siguientes seis años se comprobó su tasa de declive, que curiosamente era más acelerada entre aquellos que la habían retrasado.
"Esto no se debe directamente a los ejercicios de estimulación cerebral, que de hecho siguen siendo muy recomendables", asegura José Carlos García Moncó, jefe de Neurología del Hospital Galdácano de Vizcaia. "Lo que ocurre es que al retrasar la aparición de la demencia, a los pacientes que la sufren les queda menos tiempo. Vamos a notar el deterioro más rápido, en un tiempo más reducido".
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