La misma España que asiste como invitada a la última reunión del G-20 y que presume de una escolarización obligatoria hasta los 16 años, cuenta con una bolsa de analfabetos próxima al millón de personas. La cifra de residentes en el país mayores de 16 años que no saben leer ni escribir asciende a 915.300, un 2,4% de la población, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) del tercer trimestre de este año.
La tendencia descendiente de las dos últimas décadas se ha invertido en los últimos tres años. El colectivo de analfabetos ha pasado de 783.800 en 2005, a 830.100 en 2006, y 841.700 en 2007. La media de los tres primeros trimestres de 2008 es de 910.233.
La mayoría de expertos apunta a la inmigración como factor clave de la subida. Según las estadísticas del INE, los extranjeros que se declaran analfabetos han pasado de 69.900 a principios de 2005, a 132.200 en la actualidad, casi un 100% de aumento. No obstante, la población analfabeta nacional también creció en el periodo, cerca de un 12%; pasó de 691.700 al inicio de 2005 a los 777.800 en el último trimestre de 2008.
Dificultades de enseñanza
"Hay una parte importante de inmigrantes que viene sin saber leer ni escribir", afirma el profesor del Departamento de Educación de la Universidad de Navarra, Javier Laspalas. A su juicio, lo normal sería un descenso de los analfabetos, porque los mayores van falleciendo. Así, refuerza su teoría de que la inmigración viene a buscar trabajo y que no necesita el conocimiento (para que si con su lengua se entienden entre ellos ?¿)lecto-escritor para muchos empleos que desempeñan. Cree que tienen otras preocupaciones distintas a aprender a leer y escribir y ve difícil enseñarles. Para hacerles percibir que es algo útil, Laspalas pide que el método de enseñanza sea diferente al empleado con los niños.
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